En un entorno tan cambiante como el actual, donde el mercado y los consumidores se mueven tan rápido, se dificulta trabajar con planes que son teóricos y que no responden a la realidad del mercado.
Como lo indica Frank Scipion: “no hay plan de negocios que sobreviva cinco minutos a la realidad del mercado”.
Por esta razón no debemos dedicar demasiado tiempo a planificar.
Más importante es actuar, poner en práctica y luego ajustar en el camino.
Por supuesto no estoy hablando de una operación a corazón abierto. Aunque no estoy seguro de que el método sea distinto. Yo preferiría que mi cardiólogo no fuera un tipo muy experimental.
Estoy hablando de un negocio digital donde deseas ayudar a un grupo de personas a resolver un problema para el cual puedes proveerle una solución.
Para estar claro acerca de las necesidades de tu nicho y de que tu solución realmente resuelve el problema que te propones lo mejor es probarla. (sigo pensando en el cardiólogo, espero que, si me toca ir, ya haya pasado por esa etapa de pruebas).
Lanza tu solución al mercado y verifica si requiere cambios.
Es importante escuchar y ser flexible. Si realmente tienes como propósito ayudar a tu nicho debes estar anuente a ajustar tu propuesta a sus necesidades.
Si te empecinas en tu solución sin escuchar al mercado creo que sólo estarás ayudando a tu ego.
No quiero decir que no hay que planificar, ya que es importante tener una visión de lo que quieres hacer y cómo hacer.
Lo que quiero decir es que de nada sirve planificar si no entras rápido en acción. Ya que es cuando actuamos que tenemos información de primera mano para ajustar lo que sea necesario.
Así que no es necesario dedicar demasiado tiempo a la planificación, ya que en ocasiones esto lo utilizamos de excusa para no entrar en acción, por eso digo: la sobreplanificación suena a procrastinación.
La sobreplanificación se parece en algo al síndrome del impostor: no entro en acción porque creo que debo prepárame más, en este caso no entro en acción porque creo que debo planificar algo adicional.
Ese algo puede ser cualquier cosa, ya que es una buena excusa para no entra en acción.
Planificar sin entrar en acción suena a excusa mezclada con temor al fracaso y al rechazo. La combinación perfecta para permanecer inmóvil y alimentar nuestros miedos.
El miedo sólo se vence entrando en acción, así que planifica justo lo necesario, una semana y un par de hojas será suficientes para luego entrar en acción.
Lánzate al mercado, escucha a tu cliente y tendrás mejores insumos para planificar y dirigir tus acciones.
Esto también aplica para el cardiólogo.
Ejercicio:
Responde las siguientes preguntas:
- ¿Qué tienes pendiente de hacer desde hace días y no has hecho? ¿Por qué lo estás atrasando? ¿Es importante, podrías delegarlo?
- En este momento, ¿estás probando alguna solución para tu mercado? ¿Tienes alguna retroalimentación al respecto?
Deja una respuesta